Al cumplir 18 decidí que me iba a auto regalar un masaje con final feliz. Solo había un inconveniente, y no era pequeño: ¿cómo iba a encontrar un salón de masajes que ofreciera ese servicio? Y aún peor: si lograba encontrar el lugar, ¿cómo podría indicar disimuladamente que era eso lo que quería? No puedes aparecer en un spa tradicional y soltar: "¡Es mi cumpleaños y quiero que me la casquen! ¡Chop, chop!".

Además, se estaban realizando operaciones encubiertas en mi ciudad por aquella época. La poli estaba cerrando spas a diestro y siniestro. Meses antes de mi cumpleaños, se podía ver habitualmente cómo la policía salía de dudosos salones de masaje escoltando hasta sus coches patrulla a hombres desaliñados e insatisfechos que habían aceptado verbalmente los trabajos manuales de seductoras masajistas.

Pensé que era muy injusto engañar a un hombre relajado y empalmado para llevarlo directo a comisaría agarrado por la polla. El final feliz había acabado en tragedia en tan solo unos segundos.

Me daba miedo, pero estaba muy salido. Y además tenía 18 años, por lo que era intocable legalmente y de cualquier otra forma (a menos que esa forma fuera literalmente una mujer dispuesta a tocarme). Había un pequeño salón de masajes asiático que llevaba años observando. Parecía justo el lugar perfecto para relajar la tensión de todos mis músculos (incluido el del amor).

Tenía todos los detalles: señales de neón parpadeantes con las palabras "abierto" y "masaje", ningún rótulo oficial o nombre de marca conocido, estaba al fondo de una plaza solitaria y desolada, y cuando llamé al número de teléfono, la mujer asiática que cogió el teléfono me gimió y canturreó al oído, confirmando que tenía "una muchas chicas guapas" para mí.

Así que en un día inusualmente cálido de invierno, a tan solo unas horas de ser adulto, me dirigí a la plaza fantasma, aparqué mi coche en el parking casi vacío y entré en el pequeño establecimiento. La sala de espera estaba decorada como un bufé chino y no había nadie a la vista. Toqué una campana que había en el mostrador y un par de minutos después salió a recibirme una mujer asiática mayor. Estaba claro que no era la mujer con la que hablé por teléfono.

"¿Qué quieres?", me gruñó. No me esperaba eso en absoluto. Lo que me había imaginado era más parecido a la escena de Hora punta, en la que Jackie Chan y Chris Tucker entran a un edificio indistinguible y encuentran un bonito palacio chino oculto y son recibidos por varias jovencitas sexis en ropa interior entre las que deben escoger.

"¿Eh?". Volví en mí mismo. "¿Un masaje?".

"Una hora o media hora".

"¿Una hora?". Pensaba que gastar más dinero aumentaría mis posibilidades de lograr mi objetivo.

"Vale, espera aquí", me dijo la anciana, y desapareció detrás de una cortina. Esperé cinco o diez minutos sentado en una incómoda silla de vinilo cuando apareció otra mujer por la cortina, con semblante impaciente y malhumorado. Debía tener unos cuarenta años y desde luego los aparentaba.

"¿Estás listo para el masaje?", me dijo, en un tono parecido al de la anciana con la que había hablado antes. Entonces me condujo a una habitación oscura y me dijo que me tumbara en la camilla de masaje mientras se preparaba. Le hice caso. Había un extraño resplandor rojo en la habitación, lo que me hizo dar por sentado que iba a tener el más feliz de los finales felices.

Pero cuando volvió, solo me dio un masaje tailandés clavándome sus pies llenos de callos en la espalda. Cuando se acabó la hora, me dijo: "Vale, listo. Sal cuando te vistas". Le pagué y me fui. Un final bastante soso, por llamarlo de alguna forma.

Se acabó tener que estar adivinando

Por suerte, ahora hay webs que te permiten no tener que andar adivinando, como pasaba cuando era joven. Tienen listados con direcciones, análisis, foros, anuncios de masajistas, etc. Mileroticos es una de las webs más populares y tiene una lista muy completa de servicios de masajes eróticos. En España sería algo así como la página de contactos del periódico. Es un recurso maravilloso.

Lo único que tienes que hacer es introducir tu provincia y ciudad y, si quieres, una palabra clave como rubia, morena, asiática, etc., y accederás al instante a una extensa lista de chicas especializadas en masajes eróticos. No tendrás que preguntar si vas a tener o no un final feliz. De hecho, seguramente podrás esperar incluso más.

Los anuncios de Mil Eroticos incluyen una buena selección de fotos de las chicas, números de teléfono, WhatsApp, direcciones de email, y un enlace a sus webs si las tienen. Además, todos los anuncios tienen una descripción de los servicios, que además escribe la propia chica, y que la mayoría de las veces incluye una especie de insinuación (cuando no una indicación explícita) de lo que te van a hacer. Por ejemplo, en el perfil de una de las chicas pone: "Relájate y disfruta conmigo de una experiencia de masaje completa y extremadamente erótica. Mis masajes son eróticos, relajantes, cuerpo con cuerpo, con aceites exóticos, y con un final que te llevará al éxtasis del placer".

Cualquiera con un poco de cerebro sabría que puede tener un final feliz con esa mamacita sexi. Y por sus fotos no creo que vaya a oponerse para nada.

Diseño de la web insípido

En cuanto al diseño de la web, es muy básico. Tiene un simple fondo blanco, texto en azul y negro, una barra de búsqueda, una lista de provincias para seleccionar en el lado izquierdo, y la lista de anuncios basada en la consulta que hiciste en la barra de búsqueda central. Sin embargo, cada publicación tiene al menos una imagen en miniatura de la chica, lo que te permite obtener una modesta previsualización antes de decidir si quieres ver más información sobre ella.

Creo que Mileroticos podría haberse esforzado un poco más en el diseño de la web. Pero, por algún motivo, esta suele ser la estética de las webs de índices o clasificados. Siempre creen que están exentas del uso de etiquetas. No es que la web sea difícil de usar. Para nada, es bastante sencilla. Es solo que me gustaría ver un poco más de glamur.

Es evidente que faltan algunas opciones

Otra opción que creo que es muy necesaria en una web como esta es un sistema de valoraciones y comentarios de los usuarios. No entiendo qué tienen en contra de ofrecer a los usuarios la posibilidad de saber qué chicas son fiables y cuáles ofrecen mejores servicios que otras, cuáles son un fraude, y cuáles evitar a toda costa. Esto es especialmente importante en una web que se especializa en ofrecer servicios ilícitos, ¿no?

En cuanto a los anuncios publicitarios, hay algunos. Pero, por suerte, la mayoría de ellos tienen pinta de resultar útiles para los visitantes de la web. Uno es de una famosa web española de servicios de masajes y otro de una web de escorts. No es que me entusiasmen demasiado los anuncios, pero si los hay, al menos que sean útiles.

En resumen, creo que Mileroticos es un gran recurso para encontrar masajistas eróticas. La web es un poco austera, pero efectiva. Solo tienes que buscar tu localización y aparecerán cientos de tías buenas de tu zona dispuestas a magrearte de la cabeza a los pies. Ya no tendrás que gastarte dinero en salones de masajes dudosos y rezar para recibir eso por lo que realmente habías pagado, ni tampoco tendrás que preocuparte por que te pillen en alguna redada (porque, al menos supuestamente, hablarás directamente con la chica que te dará el masaje en la mayoría de los casos).

Es cierto que a Mileroticos le faltan algunas opciones importantes y que podría tener un diseño algo mejor. Pero, para su cometido, que es inundarte de información y datos de contacto de chicas que están deseando masturbarte con discreción después de un masaje relajante y excitante, me parece totalmente funcional y efectiva.

Buena suerte con la búsqueda de ese esquivo final feliz. Puede que tenga que viajar a España pronto para encontrar el mío.